Inducir el respeto por el medio ambiente a las generaciones más jóvenes es una obligación moral por parte de las personas mayores y de la sociedad en general, ya sea a través de actividades diarias o desde la enseñanza en el colegio.
Es de vital importancia que lo comprendan ya que de ellos dependerá el futuro del planeta, para lograr generar conciencia ecológica en los jóvenes hay que tener en cuenta aspectos importantes y en este apartado los mencionaremos.
¿Qué hacer en los primeros años de vida?
Generar conciencia ecológica en los jóvenes va mucho más allá que campañas que los inviten a reciclar de la voz de sus ídolos, aunque también es una excelente medida, es importante que desde la niñez estén informados y que por amor a la naturaleza no deben cometer actos que destruyan su entorno.
Los primeros años son esenciales, ya que está en el seno de la familia y en el colegio es que comienza a socializar con otros y desarrollar su propia personalidad, los valores, conocimientos y actitudes que inculquen el respeto por los demás y a la naturaleza se pueden transmitir a través de cuentos, actividades escolares o desde la convivencia familiar.
El desarrollo integral de los niños debe estar basados en los principios y respeto inicialmente hacia sí mismos, logrando así que tenga una personalidad saludable y luego enseñarle cómo cuidar y amar el medio ambiente desde una forma práctica, agradable y sin imposiciones.
Los adultos debe dar el ejemplo
La actitud es la clave para lograr una buena disposición que ayude a poner en práctica conductas amigables y de formas cotidianas, por lo que hay que estimular actitudes verdes como el plantar una semilla que termina germinando hasta convertirse en una hermosa planta.
Este tipo de actividades debe ir contagiando a nivel familiar o en el círculo de amigos, por lo que si queremos que los jóvenes tengan una conciencia ambiental debemos practicar con el ejemplo desde la casa.
Es a través de la sugerencia y del ejemplo positivo del reciclaje así como de otras conductas es que los jóvenes pueden desarrollar amor por su entorno y estas conductas en pro del medio ambiente surgirán de forma natural.
Es importante que estas actividades tengan una influencia optimista y positiva y debe notarse en los gestos cotidianos, como separar los desechos para facilitar el reciclaje, no desperdiciar agua ni derrochar la luz, cultivar un huerto orgánico.
Asimismo, lejos de ser actividades obligatorias o castigos, deben verse como actividades deseables y divertidas que contribuyan y beneficien nuestra vida y la del medio ambiente.
Finalmente, las salidas al campo son una excelente oportunidad para que los más jóvenes tomen conciencia de que estas son posibles y permiten disfrutar del entonces sin atentar contra el ecosistema.